Respuestas ejemplares... Estilo de un fragmento de Réquiem por un campesino español

ANÁLISIS DEL ESTILO de un fragmeto de Réquiem por un campesino español de Ramón J. Sender, elaborado por Irune Pérez.


-¿Esa gente es pobre, mosén Millán?

-Sí, hijo.

-¿Muy pobre?

-Mucho.

-¿La más pobre del pueblo?

-Quién sabe, pero hay cosas peores que la pobreza. Son desgraciados por otras razones. El monaguillo veía que el sacerdote contestaba con desgana.

-¿Por qué? -preguntó.

-Tienen un hijo que podría ayudarles, pero he oído decir que está en la cárcel.

-¿Ha matado a alguno?

-Yo no sé, pero no me extrañaría.

Paco no podía estar callado. Caminaba a oscuras por terreno desigual. Recordando al enfermo el monaguillo dijo:

-Se está muriendo porque no puede respirar. Y ahora nos vamos, y se queda allí solo.

Caminaban. Mosén Millán parecía muy fatigado. Paco añadió:

-Bueno, con su mujer. Menos mal.

Hasta las primeras casas había un buen trecho. Mosén Millán dijo al chico que su compasión era virtuosa y que tenía buen corazón. El chico preguntó aún si no iba nadie a verlos porque eran pobres o porque tenían un hijo en la cárcel y mosén Millán queriendo cortar el diálogo aseguró que de un momento a otro el agonizante moriría y subiría al cielo donde sería feliz. El chico miró las estrellas.


En las siguientes líneas se analizará el estilo del fragmento presentado a comentario, perteneciente a Réquiem por un campesino español. A continuación, dicho estilo se pondrá en relación el de la totalidad de la obra, todo ello provisto de los ejemplos y la justificación pertinente. Por último, se finalizará con una breve conclusión.

El estilo de este fragmento, como el de Réquiem por un campesino español en su conjunto, puede ser calificado como sencillo, conciso y natural. Es importante recordar, a este respecto, que se trata de una novela histórica de carácter social, por lo que la intención de Ramón J. Sender era otorgar el máximo protagonismo al contenido y no a la forma de su novela. En numerosas ocasiones, además, este escritor se significó a favor de un estilo que el mismo calificaba como "invisible".

Como puede observarse, en este fragmento aparecen diversos adjetivos: "pobre" (líneas 1, 3 y 5), "peores" (línea 6), "desgraciados" (línea 6). Sin embargo, se trata de un uso de la adjetivación completamente funcional, es decir, los adjetivos son necesarios para poder transmitir el completo contenido de la historia. En ningún caso, ni en este fragmento ni en otras partes de la obra aparecen recursos estilísticos ornamentales, con lo que se consigue la sencillez que el autor buscaba al crear su novela.

Otro rasgo de la sencillez mencionada son las oraciones cortas. Prácticamente la totalidad del fragmento consiste en un diálogo entre Mosén Millán y Paco el del Molino y la gran mayoría de sus intervenciones no ocupan más de una línea: 

- ¿Es gente pobre, mosén Millán?

- Sí, hijo.

- ¿Muy pobre?

- Mucho" (líneas 17 y siguientes).

De esta manera, la atención se focaliza en el contenido, y no en los excesos literarios caracterísiticos de otros periodos y autores. Se trata, por tanto, de un estilo conciso, como ya se ha mencionado anteriormente. La misma forma de introducir el diálogo (tanto en estilo directo como en estilo indirecto) puede ser calificada como estilísticamente tradicional.

Por otro lado, y con respecto al uso de figuras literarias, destaca nuevamente la parquedad expresiva del narrador. De hecho, y dejando de lado alguna metáfora ocasional (como, por ejemplo, ese "tenía buen corazón" de la línea20), este texto destaca precisamente por hacer un uso muy austero de recursos literarios que añadan expresividad poética al texto.

En busca de la referida naturalidad, aparece también vocabulario propio del ámbito en el que se desarrollan los acontecimientos. En este caso, abunda el léxico referente al ámbito religioso: "monaguillo" (línea 6), "sacerdote" (línea 7), "Mosén" (línea 15). Todo ello va acorde a la situación: mosén Millán y Paco han acudido a las cuevas a dar la extremaunción a un hombre que va a fallecer.

Por último, cabe destacar que en otros momentos de la obra es apreciable una mayor riqueza léxica, con diferentes campos semánticos. Algunos ejemplos a mencionar son el etema de la guerra o el léxico relacionado con la vida rural. Sin embargo, este vocabulario aparecerá más adelante en la novela.

En definitiva, se puede concluir que el estilo del fragmento es sencillo, conciso y natural, de acuerdo con la intención de Sender de centrar la atención en el contenido de su novela y no en su forma. Dicho estilo está en concordancia, además, con todo Réquiem por un campesino español.



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