Poemas ¿inéditos? de Antonio Machado
Tal y como informaba el periódico La razón el pasado 18 de febrero, "en los últimos años, gracias a la disponibilidad de los fondos machadianos en la Institución Fernán González de Burgos y en la Fundación Unicaja de Sevilla, se ha podido ampliar más el conocimiento. Es lo que ha permitido que empiecen a ver la luz numerosos textos del autor de Campos de Castilla, una amplia colección de manuscritos por estudiar y transcribir. Desde hace un tiempo, Rafael Alarcón Sierra es una de las personas que se está encargando de poner al día el estudio de esos papeles. Uno de los frutos del trabajo es A orillas del gran silencio, una antología poética de Machado realizada por Alarcón Sierra y publicada por Calambur, que contiene una serie de poemas inéditos dedicados a los dos grandes amores del poeta: Leonor Izquierdo y Pilar de Valderrama, Guiomar para la historia de la literatura. Ellas marcaron sin ninguna duda la lírica de Antonio Machado."
Puedes leer el artículo completo aquí. El Heraldo también lo ha publicado. Y, en realidad, El país ya se hizo eco de estos "borradores" de Machado en un artículo que data de 1989.
Estos son algunos de los poemas dedicados a Leonor y a Guiomar:
[Del ciclo de Leonor]
I
Yo buscaba a Dios un día
¿Dónde estás que no te veo?
Era una voz que decía:
Creo.
Tengo en mi pecho clavado
un dardo tuyo, Señor.
Me heriste y he blasfemado
por amor.
II
La muerte ronda mi calle.
Llamará.
¡Ay, lo que yo más adoro
se lo tiene de llevar!
La muerte llama a mi puerta.
Quiere entrar.
¡Ay! Señor, si me la llevas
ya no te vuelvo a rezar.
¡Ay! Mi corazón se rompe
de dolor.
¿Es verdad que me la llevas?
No me la quites, señor.
__
Una mañana dorada
de un día de primavera
vi sentada
la muerte a su cabecera.
__
Quiero amarte y solo puedo
blasfemar y aborrecer,
mátame la fe del miedo
del poder.
III
Tengo en mi pecho clavado
un dardo tuyo, Señor;
me heriste y he blasfemado
por amor.
Señor, señor, yo te llamo.
¿Dónde estás que no te veo?
Voz que en el desierto clama
dice: creo, creo, creo.
__
Soñaba yo que tenía
poder sobre las estrellas
que al par que yo las veía
se iban alumbrando ellas.
__
Hoy que se me apagó mi lucero
y no lo veré jamás.
Y, cuando cierre mis ojos
Las estrellas brillarán.
__
Cuando se cierren mis ojos
hartos de mirar sin ver;
cuando se cierren mis ojos,
yo veré.
Cuando mis ojos se cierren,
ojos que ya no te ven,
cuando mis ojos se cierren,
te veré.
Libre lo que quiso ver
de lo que ver no podía
verá lo que no veía.
Verá lo que no podía
el alma que quiso ver
con el cristal que veía.
Cuando se trague la tierra
los ojos que nada ven,
cuando se trague la tierra
los ojos que no te ven,
cuando me trague la tierra
te veré.
*Cuaderno 5 de Burgos, fols. 2r-4r y 10r-12r. Manuscritos reproducidos en El fondo machadiano de Burgos. 'Los papeles de Antonio Machado', I (1), Burgos, Institución Fernán González / Diputación Provincial de Burgos, 2004, pp. 373-377 y 389-393. Fechable en 1912-1913.
[DEL CICLO DE GUIOMAR]
Y siento que otra vez mi nombre suena
en labios de mujer, que es ser nacido,
a lujuria y piedad, a vida plena.
En labios de mujer mi nombre suena,
¿qué espejo de mi nombre tan bruñido
será voz que mi nombre ha repetido
si en labios de mujer mi nombre suena,
mi nombre en esa voz puesta en olvido,
queriendo, otra vez, haber nacido?
I
Sorpresas tiene la vida,
Guiomar, del alma y del cuerpo;
que nadie guarde hasta el fin
el mote que le pusieron;
nadie cree ser quien dicen
que es, ni que pueda serlo.
Nadie crea en quien dicen
que es, ni que pueda serlo;
que nadie guarde hasta el fin
el mote que le pusieron.
II
Tú fuiste mi gran sorpresa:
ver lo que más se ha esperado
día en que ya no se espera.
III
Tú me buscaste un día
–yo nunca a ti, Guiomar–,
y yo temblé al mirarme en el tardío
curioso espejo de mi soledad.
IV
Temblé como temblaba cuando niño,
al sospechar...
Y cuando adolescente,
sabiendo ya
lo que sabían todos, y, maduro,
cuando volví a ignorar.
Ahora, ya viejo, esa palabra fuerte:
“¡mujer!”, ¡cómo otra vez me hace temblar!
**Estos ‘borradores’, recuerda el autor, “ya se dieron a conocer en 2004-2005 en publicaciones especializadas (por mí junto a los investigadores que editamos los manuscritos de la Fundación Unicaja); los poemas de Burgos sí que son transcripción exclusivamente mía”.
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