Respuestas ejemplares... Análisis de los personajes de la obra presentes en un fragmento de Réquiem por un campesino español


ANÁLISIS DE LOS PERSONAJES DE LA OBRA PRESENTES EN EL FRAGMENTO, de Réquiem por un campesino español, elaborado por Juan Gómez.



Los campesinos creían que aquellos hombres que hacían gestos innecesarios y juntaban los tacones y daban gritos estaban mal de la cabeza, pero viendo a mosén Millán y a don Valeriano sentados en lugares de honor, no sabían qué pensar. Además de los asesinatos, lo único que aquellos hombres habían hecho en el pueblo era devolver los montes al duque. 

Dos días después don Valeriano estaba en la abadía frente al cura. Con los dedos pulgares en .las sisas del chaleco -lo que hacía más ostensibles los dijes- miraba al sacerdote a los ojos. 

-Yo no quiero el mal de nadie, como quien dice, pero ¿no es Paco uno de los que más se han señalado? Es lo que yo digo, señor cura: por menos han caído otros. 

Mosén Millán decía: 

-Déjelo en paz. ¿Para qué derramar más sangre? 

Y le gustaba, sin embargo, dar a entender que sabía dónde estaba escondido. De ese modo mostraba al alcalde que era capaz de nobleza y lealtad. La verdad era que buscaban a Paco frenéticamente. Habían llevado a su casa perros de caza que tomaron el vierto con sus ropas y zapatos viejos. 

El centurión de la cara bondadosa y las gafas oscuras llegó en aquel momento con dos más, y habiendo oído las palabras del cura, dijo: 

-No queremos reblandecidos mentales. Estamos limpiando el pueblo, y el que no está con nosotros está en contra.




En las siguientes líneas, se analizarán los principales personajes que aparecen en el fragmento propuesto a comentario. Tal y como se comprobará, el más importante de ellos es Mosén Millán, pero también encontramos otros con un valor secundario como don Valeriano, el centurión, los campesinos o el propio Paco el del Molino.


En primer lugar, el personaje más importante de este fragmento es Mosén Millán. De hecho, este fragmento es muy importante en su caracterización, ya que en él se nos dan algunas pistas sobre su compleja psicología: “Y le gustaba, sin embargo, dar a entender que sabía dónde estaba escondido. De ese modo mostraba al alcalde que era capaz de nobleza y lealtad” (líneas 11 y 12). De hecho, en esta breve cita, se puede ver cómo la vanidad es una fuerza irresistible que lo llevará finalmente a la revelación del paradero de Paco, ya que esa “nobleza” y esa “lealtad” de la que está tan orgulloso desaparecerá en cuanto el centurión le presione: “No queremos reblandecidos mentales. Estamos limpiando el pueblo, y el que no está con nosotros está en contra”. Es aquí donde la valentía de Mosén Millán flaqueará y dejará paso a una cobardía que lo define mucho mejor y que lo dejará sumido en ese mar de remordimientos y culpa en que se encuentra en las escenas del presente.


El resto de personajes, tal y como ya se ha señalado, cumple una función secundaria en este fragmento, subordinados a la caracterización de Mosén Millán. Así ocurre con don Valeriano (uno de los ricos del pueblo, antiguo administrador del duque y ahora alcalde impuesto por los señoritos), el centurión (líder de los señoritos) o el propio Paco el del Molino, que en este momento se encuentra escondido.


Los únicos que, en este fragmento, parecen tener entidad propia son los campesinos que aparecen al comienzo de este fragmento y cuyo punto de vista adopta el narrador para hacer ver al lector la percepción: “Los campesinos creían que aquellos hombres que hacían gestos innecesarios y juntaban los tacones y daban gritos estaban mal de la cabeza” (líneas 1 y 2). A este respecto, es interesante que este primer párrafo finalice con un ejemplo de estilo indirecto libre, en el que el narrador asume completamente el punto de vista de los campesinos: “Además de los asesinatos, lo único que aquellos hombres habían hecho en el pueblo era devolver los montes al duque” (líneas 3 y 4).


Por último, es reseñable la técnica de caracterización de los personajes que el autor utiliza tanto en este fragmento como en el resto de la obra. Se trata de un procedimiento que podríamos calificar como impresionista, ya que conocemos a los personajes no a través de largas descripciones a cargo del narrador omnisciente, sino a través del propio comportamiento de los personajes. Por ejemplo, la personalidad violenta y autoritaria del centurión la conocemos a través de su propia voz y del modo en que se expresa: “No queremos reblandecidos mentales. Estamos limpiando el pueblo, y el que no está con nosotros está en contra” (líneas 16 y 17). A este respecto, es muy interesante comprobar cómo esta técnica impresionista se lleva al extremo en este fragmento ya que estas palabras del centurión parecen contradecir la descripción que un par de líneas más arriba ha realizado de él el propio narrador: “El centurión de la cara bondadosa y las gafas oscuras llegó en aquel momento con dos más” (línea 14).


Otro ejemplo de esta técnica de caracterización la tenemos en el ya comentado primer párrafo, en el que conocemos cómo son los señoritos que han llegado al pueblo a través del punto de vista de los campesinos: “Los campesinos creían que aquellos hombres que hacían gestos innecesarios y juntaban los tacones y daban gritos estaban mal de la cabeza, pero viendo a mosén Millán y a don Valeriano sentados en lugares de honor, no sabían qué pensar” (líneas 1-3). Se trata de una técnica, en definitiva, que aporta dinamismo y multiperspectivismo a la novela.


En definitiva, es este un fragmento centrado en la caracterización de mosén Millán, coprotagonista de Réquiem por un campesino español. Además, este fragmento es un buen ejemplo de la técnica de caracterización de personajes que utiliza Ramón J. Sender en esta obra.



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